El cómic autobiográfico en el siglo XXI (primera parte)

Por Dán Lee. Publicado originalmente en Comikaze #35

 

No se necesitan súper héroes ni chistes. Una persona puede dibujar su propia vida.


Nicole J. Georges


 

Cuando algo intenso nos sucede, la mejor forma de entenderlo y darle cabida en la psique es contarlo. Al hacerlo, la situación toma otra forma, los hechos se acomodan como piezas de Tetris y se revelan con mayor claridad (u oscuridad). Al hablar de narradores gráficos que han incursionado en la retrospectiva personal, vienen a la memoria nombres como Robert Crumb, Harvey Pekar, Marjane Satrapi y Art Spiegelman, autores clásicos cuyas obras se publicaron en las últimas décadas del siglo XX (y de quienes ya se ha comentado a fondo en Comikaze).



Afortunadamente el nuevo siglo ha visto un florecimiento de cómics autobiográficos, tantos que el mercado creó una clasificación especial para estas historias: graphic memoir. En esta primera entrega mencionamos cinco exponentes del género, dejando a otros tantos y algunas menciones especiales para una segunda parte, a publicarse a inicios de la próxima semana en este mismo sitio web.


 

Raina Telgemeier. Reconocida en el mundo de la historieta para jóvenes, cuenta con dos títulos autobiográficos. Smile (2010) narra cuando en plena adolescencia un accidente le dañó la dentadura y la autoestima, y cómo se adaptó al medio depredador de la secundaria para volver a sonreír sin complejos. En Sisters (2014) el reflector se posa sobre la relación entre Raina y su hermana menor, con quien parece que nunca se llevará bien, al tiempo que ambas descubren que sus padres están destinados a separarse.


La agilidad de Telgemeier para narrar es el aspecto más brillante de sus novelas, que dejan un sabor optimista al llegar a la última página.


Nicole J. Georges. Entrañas. Ésa es la materia de trabajo de Georges. Siendo adulta joven, la autora descubrió que su padre no estaba muerto y que su familia le había mentido al respecto. La pesquisa en busca de la verdad, de la identidad y también de la salud mental es lo que encontramos en Calling Dr. Laura (2013). Por su parte, Fetch (2017) narra la adopción de una perra mestiza, tímida en extremo y mal portada, que se convierte en una especie de reflejo exterior de las emociones de Georges. La mascota acompaña a la autora en el camino a la madurez y la independencia. Novelas directas, que abren telones y desnudan el alma sin guardarse nada.


 

Paul Dini. A diferencia de las obras antes mencionadas, Dark Night: A true Batman story (2016) cuenta con un dibujante (Eduardo Risso) y una editorial de cómic mainstream (Vertigo).


En 1993 Dini triunfaba como guionista de Batman: The Animated Series. En ese mismo año sufrió un asalto violento en el que estuvo cerca de morir. El evento lo llevó a evaluar su vida, y con ello a enfrentar verdades que ocultaba de sí mismo tras la fachada del éxito laboral. En esta obra Batman y su galería de villanos aparecen como fragmentos de la conciencia del autor que lo guiarán fuera de la depresión en que se hunde luego del atentado.


Adrian Tomine. En pocas páginas, con estilo caricaturesco, Scenes from an impending marriage (2011) colecciona anécdotas que su autor vivió junto a su prometida en el transcurso de concebir, ejecutar y disfrutar su boda. Tomine retrata escenas cargadas de angustia, alegría o alivio. Se subraya la diferencia entre los puntos de vista masculino y femenino sobre el mismo evento, los detalles a los que cada uno da importancia, generando certeros contrapuntos.


La idea original detrás de Scenes era crear un folleto que sirviera de recuerdo para los invitados a la boda, pero el número de páginas rebasó el objetivo. Tal vez por esta razón el tono del volumen es de gozo, a diferencia de otras obras de Tomine.


 

Guy Delisle. Este autor y animador canadiense cuenta con cuatro volúmenes de crónicas en las que retrata ciudades del oriente que habitó por meses: Shenzhen (China), Pyionyang (Corea del Norte), Rangún (Birmania), y Jerusalén (Israel). Delisle narra aspectos habituales de las culturas en las que se insertó y que a ojos occidentales parecen ajenos, absurdos o de plano incivilizados.


Con buen humor y un trazo efectivo que deslumbra por su sencillez, el autor ilustró los escenarios visitados y su paisaje interno, por lo que es posible descubrir cómo el viaje cambió su familia y la maravilla que le ha significado ser padre. La sorpresa, esa esencia que se adivina en la mirada del extranjero, nunca abandona las crónicas de Delisle.


A pesar de la amplia diversidad que encontramos en estas obras, es posible enumerar algunas características que, con excepciones, comparten: dibujo sencillo en blanco y negro, presumiblemente porque se trata de cómics de corte personal en los que muchas veces los autores no son dibujantes profesionales (aunque cabe resaltar que sencillez no es sinónimo de mala calidad); el relato de momentos difíciles, que se vuelven más al saber que no son ficción y que el autor con el que simpatizamos tuvo que vivirlos; y finalmente, que se trata de volúmenes muy bien cuidados por parte de las editoriales, creadoras de bellos objetos de alta calidad.


El panorama del cómic autobiográfico desde 2000 hasta ahora es vasto y tormentoso, vale la pena transitarlo, vivir de cerca los recuerdos de otros y conmoverse con ellos.


Continuará…

Comentarios

  1. […] de hacerse de un nombre (graphic memoir, como se mencionó en la entrega anterior) y de un nicho en el mercado, el cómic autobiográfico también ha tomado un papel relevante entre […]

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